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Un impactante informe que alega que muchas de las armas fabricadas en Estados Unidos que aparecen en las escenas de crímenes mexicanos fueron compradas originalmente por el Gobierno mexicano debería dar lugar a una investigación oficial, exige el Comité Ciudadano por el Derecho a Poseer y Portar Armas.
«Contrariamente a lo que se ha dicho en Estados Unidos durante años, que las armas utilizadas en delitos en México se obtienen de forma ilícita de los comerciantes de armas estadounidenses gracias a las laxas leyes sobre armas de este país, ahora parece que el Gobierno mexicano puede ser una de las principales fuentes de esas armas de fuego», afirmó el presidente de la CCRKBA, Alan Gottlieb. «Una vez más, parece que los comerciantes de armas estadounidenses y la Segunda Enmienda están pagando los platos rotos por los delitos violentos cometidos en otro país, cuando la verdad es impactante».
Si nos remontamos a 2010 y al escándalo del Gobierno de Obama conocido como «Operación Rápido y Furioso», durante el cual la Oficina Federal de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Phoenix permitió que unas 2000 armas «entraran» en México, los propietarios de armas estadounidenses, los minoristas del suroeste y nuestras leyes sobre armas fueron finalmente culpados de la violencia de los cárteles de la droga al sur de la frontera. Pero ahora, la veterana periodista Sharyl Attkisson y el exagente de la ATF John Dodson han vuelto a dar la voz de alarma. Attkisson fue quien dio a conocer inicialmente el escándalo de Rápido y Furioso, y Dodson fue quien, hace 16 años, denunció esa debacle.
Pero ahora, la historia ha dado un nuevo y alarmante giro, y la CCRKBA exige que se revele toda la información.
«El pueblo estadounidense tiene derecho a conocer toda la verdad», afirmó Gottlieb. «El traslado de armas de fuego estadounidenses a manos de los cárteles de la droga mexicanos es ahora algo más que un escándalo de la administración Obama. Ya no se trata de una historia sobre una operación ilegal de la ATF y un grupo de traficantes de armas, sino de un escándalo en el que está involucrado el Gobierno mexicano».
«Hasta que obtengamos algunas respuestas», añadió, «deberían suspenderse todas las ventas de armas a México aprobadas por el Gobierno estadounidense». Instamos al Congreso y a la administración Trump a que inicien una investigación conjunta. El Gobierno mexicano ha tenido la osadía de demandar a las empresas armamentísticas estadounidenses por problemas que él mismo ha creado en su propio país. México debe una disculpa a Estados Unidos, a sus empresas armamentísticas y a sus ciudadanos propietarios de armas, y en lugar de culparnos, debe admitir su propia culpabilidad por la sangrienta violencia que sigue azotando a su nación».